Mi nombre es Cristina y hace hoy 12 días que nació Ione, mi
primera hija.
Elegí para este día un parto lo más respetado y natural
posible y así fue.
Estuve de parto durante toda la noche de luna llena del 20
de junio y mi hija nació a la 13 .23 del mediodía del día 21, con la llegada
del solsticio de verano.
Viví el parto de manera intensa y ahora que ya han pasado
casi 2 semanas lo recuerdo como una experiencia transcendental, brutal,
salvaje, mágica, ancestral, primitiva… y aunque fue una vivencia realmente
maravillosa, fue también muy muy dura. (por complicaciones de última hora)y
aunque fue un parto como yo quería, sin medicar, natural 100%, sucedió alguna
cosa en la fase final que me dejó agotada y tocada emocionalmente.
Los días siguientes al parto sentí la bajada de hormonas, la
llegada a casa, las dudas, la vulnerabilidad… Sentía que unos días antes me había abierto en canal para parir y que
así seguía, sin poder comprender cada emoción que en ese momento me estaba
ahogando.
Mi doula me propuso hacer la “Cerrada Mexicana”, un ritual
que realizan las parteras en Méjico para que la mujer pueda cerrar el proceso
de parto y pueda volver a su centro, me explicó en qué consistía y sentí que
podría ayudarme mucho ponerme en manos
de 2 mujeres que me sostuvieran y me ayudaran a volver en mí.
Hace dos días(
1-07-2016) que vinieron a casa a hacerme
la Cerrada y la experiencia fue vital.
Mientras calentaban las hierbas en agua para preparar el
“temazcal”, hablábamos de todo el proceso de embarazo, parto y postparto. De
cómo me estaba sintiendo y hablar de todo el proceso ya me estaba ayudando a
integrar lo vivido.
Durante el baño de vapor
con las plantas medicinales, en meditación conecté con el momento más
traumático del parto, lloré y lloré sintiendo después cómo algo se estaba
liberando y en seguida me sentí sostenida y acunada por la energía de muchas
mujeres que habían pasado por lo mismo y que aunque no las pudiera ver, estaban
detrás de mí, ayudando.
Cristina Carrió y Yolanda Caballero (las doulas que estaban
haciendo el ritual) estaban conmigo en todo momento y a la vez dejándome todo
el espacio que yo necesitaba.
Después de este pequeño temazcal con plantas medicinales
curándome la vagina, canal del parto por dónde pasa la vida, me tumbaron en una
cama y cada una a un lado me curaron el cuerpo con aceite y sus manos.
Al llegar a mi vientre, que había estado lleno de vida hasta
una semana antes, y ahora vacío, sentí que se volvía a llenar de amor, de mí.
Ione ya no estaba dentro de mí, pero la podía sostener en mis brazos, la puedo
oler, acariciar…que es mucho mejor. Conecté con esta fuerza y esta gratitud. Y
dejé de sentirme vacía… mi vientre había dado vida, y eso es sagrado, las manos
de Yolanda y Cristina me ayudaron a conectar con mi cuerpo y a volver en mí.
Para finalizar, con un pareo de algodón rosa, comenzaron la
tercera parte del ritual, desde la cabeza hasta los pies, y desde los pies
hasta la cabeza, cerrando cada parte de mi cuerpo, comprimiendo cada hueso,
cada órgano cada célula que se había quedado abierta, vagando, floja…. Ellas
hacían que todo volviera todo a su lugar, tirando de cada extremo del pañuelo
de manera concienzuda y conectadas entre
ellas y conmigo. Un alivio cada vez que apretaban, las caderas, el vientre…la
cabeza, los pies….. en este momento viajé hasta la selva, escuché tambores que
me conectaban a la tierra, sentí la energía femenina que me recordaba quien
soy, sentí la fuerza de las mujeres que llevamos milenios, siglos, viviendo
estos procesos mágicos. Y me dejé acunar…. Algo que me cuesta mucho!
Y el broche final lo puso Ione que pedía su comida, me la
trajeron a la cama y allí no quedamos las dos, conectadas de corazón a corazón
a través de la leche, el néctar sagrado.
Hoy dos días después me siento mejor, sé que me quedan aún
algunas emociones por integrar y que el proceso de la maternidad está
prácticamente recién empezado, pero me siento más fuerte, más centrada.
Le recomiendo esta terapia a todas las mujeres que sientan
que después de su parto se han quedado abiertas en canal, con sensación de
mucha vulnerabilidad, tristeza o sensación de estar perdidas y sin fuerza.
Gracias a Cristina y Yolanda por todo el Amor y Fortaleza
que me dieron.
Muchas gracias por compartir tan bella experiencia.. senti como mi cuerpo y cada celula se iba alineando a medida que leía tu relato. Es un hermoso ritual que creo necesario para toda mujer que he gestado, independiente de cómo se sienta :) .
ResponderEliminarCariños!
Muchas gracias por compartir tan bella experiencia.. senti como mi cuerpo y cada celula se iba alineando a medida que leía tu relato. Es un hermoso ritual que creo necesario para toda mujer que he gestado, independiente de cómo se sienta :) .
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