lunes, 17 de diciembre de 2018

Testimono de la CERRADA, noviembre 2018


Una mujer comparte con nosotras, con todas, su experiencia, su testimonio sobre LA CERRADA que tuvo lugar en su reciente posparto:

 Hola chicas

Aquí en Santander en casa de mis padres me resulta difícil encontrar el momento de intimidad, lo suficientemente largo, como para enviar un audio y que no me interrumpa nadie con la mejor de sus intenciones para ofrecerme no sé qué, o preguntarme no sé cuánto , así que aprovecho que mi madre sube el bajo a unos pantalones mientras ve Acacias (y sus maravillosos decorados llenos de cosas), mi padre ve el fútbol en otro lado y Manuel está mamando como un tocinete, para arrancarme a contaros por escrito, aunque sea de manera un poco inconexa. Aunque igual algún audio mande también. Ya veremos qué me depara la tarde :)

Lo que pasó el otro día fue una de las experiencias más intensas y particulares que he sentido nunca.
Me apetece hacer hincapié en que creo que uno de los valores fundamentales que la hicieron así de especial fue por vosotras. Por cómo sois, cómo sois capaces de tener siempre palabras de aliento independientemente de cómo seamos quien os escucha, teniendo muy en cuenta a quién os dirigís, opinando sin entrometeros. Acompañando. Hay una parte de formación, supongo, pero otra que es la vida, el carácter, la química, la empatía. Yolanda, en ese sentido a tí te conozco más que a tí, Cris, pero aún así, me he sentido muy acompañada por las dos.

Dicho ésto, y respecto a todo lo demás, bueno, estuve toda la tarde con la emoción a flor de piel. Agotada. Descomprimida. Y muy contenta.
Lo que viví en el baño fue sobrecogedor. Cuando me quedé solina cubierta con la sábana de mi abuela, tuve como muchísima consciencia de Manuel. De repente pensaba “Wow, *que fuerte, MANUEL EXISTE *”. Como creo que ya os comenté mientras tomábamos el té, el “modo resolver” no me había dejado tiempo para sentir y asumir de verdad. Y en ese momento sólo estaba ahí, sintiendo. Soy emocional pero lo paso todo todo por la razón, a veces demasiado, así que fue fantástico poder estar lo suficientemente “abandonada” al aquí y ahora. Y es ahí, en ese momento de consciencia profunda de la existencia de Manuel, donde me salió un llanto nuevo para mí que no sabía de dónde venía. Después, pensándolo, me recordó al del parto, y posiblemente tengan que ver.

Creo que sólo por el hecho de sacar el rato de escucharse y sentir(se) vale la pena haber pasado por ahí.

Y bueno, lo del escurrido con el pañuelo es fantástico. Me resultó muy agradable, como muy sugerente, y estoy convencido de que es buenísimo aunque no tenga claro para qué...

El llanto de Manuel a mitad de la mañana me resultó sobrecogedor. Si hace 5 años a mí me dicen que éso podía pasar yo diría “venga vale muy bien hasta luego” sin negar nada y con cierta incredulidad. Pero cuando el otro día me dijisteis que él estaba también de cerrada (no sé si es la expresión más adecuada), sé que Manuel estaba ahí, conmigo, descomprimiendo juntxs.

Me alegro muchísimo de haberlo hecho antes de venir a Santander. Me ha dado fuerza y sobre todo mucha calma. Y con Manuel todo es más fácil. Mi madre está infinitamente más cercana y cariñosa, como siempre ha sido. Sin enfado. Aunque está más triste. Con pena. Mucha. De la de llorar. Pero al menos está más accesible y puedo acompañarla. Y ella a mí.

Bueno, y poco más de momento....igual os voy lanzando más cosas según vayan apareciendo y ordenándose.

Os mando una canción muy chuli. Es de Kevin Johansen, que supongo le conoceréis. Soy muy muy fan, especialmente de los primeros discos. Es un tío muy guasón con algunas canciones muy especiales con grandes arreglos.
Ésta una de ellas. Me mola para todo el rollo que os he contado. Espero que os guste.

Muchísimas gracias otra vez.
De corazón.
De corazones 😉

No hay comentarios:

Publicar un comentario